Es, desde hace unos meses, un preso de la justicia argentina por tráfico de drogas. Su inexplicable caída en desgracia se debe a una extrañísima "historia de amor".
El hombre inglés se llama Paul Frampton y es uno de los físicos más reputados de Europa.
Todo empezó el día de noviembre de 2011 en el que Frampton conoció a Denise Milani a través de un portal de citas de Internet. Milani es una bellísima modelo checa de lencería que decía en los chats diarios que estaba harta del glamour y de ser observada en la playa.
Quería casarse y tener hijos. Quería a Paul Frampton. En enero de 2012, Frampton aceptó la invitación de conocerla en persona: sería en La Paz (Bolivia), donde tenía que ir a realizar una sesión de fotos. El físico despejó unos días en su agenda como profesor del departamento de Física y Astronomía de la universidad de Carolina del Norte para ir a conocerla. Al final del viaje se traería a la modelo a casa a vivir con él.
Las cosas empezaron a torcerse pronto: el billete que Milani le había reservado resultó no ser válido. Frampton llegó a Bolivia cuatro días después de lo esperado. Para entonces, Milani dijo que estaba en otro país haciendo otra sesión pero que le mandaría un billete para que pudieran reunirse.
Así, tras otros días de espera que Frampton pasó trabajando en sus investigaciones de físico en el hotel Palace, llegó el billete. Con una petición: Frampton tenía que llevarle una maleta que ella se había dejado en La Paz.
Nueve días después, Frampton fue detenido en Buenos Aires por introducir cinco kilos de cocaína en el país.
Meses después, los jueces seguían intentando explicarse cómo es posible que un hombre con una inteligencia probadamente privilegiada (se puede decir, sin miedo a equivocarse, que solo un 1% de la población posee un cerebro como el suyo) había podido caer en uno de los trucos más viejos de Internet: el de la mujer que roba fotos de una celebrada modelo (la verdadera Milani ha negado una y otra vez tener nada que ver con el asunto) para convencer a un hombre ingenuo de que cometa un crimen por ella, en este caso, el más común de todos, que es transportar drogas.
Hay también otro tópico importante en esta historia: el del científico brillante en lo suyo pero que se maneja con torpeza en el mundo real.
De hecho, Frampton siguió escribiéndole correos electrónicos de amor a la falsa Milani, explicándole cuánto contaba los días para "pasar las mañanas juntos y hacer el amor". En otro correo, el ego del autor justificaba su fijación con la modelo: "Creo que bellezas como la tuya solo la tiene un 1% de la población; cuanto más pasan los días y más lo pienso, más creo que somos la pareja perfecta en todos los aspectos".
Esa fue la defensa de los abogados de Frampton: que era un hombre inusualmente crédulo. Algo que no podía describirse como una enfermedad mental (aunque sí se pudo demostrar que tenía una personalidad narcisista) pero que había resultado determinante para el caso. Quizá más importante que su defensa fue el momento en el que el profesor salió a testificar y le preguntaron por unos números que habían encontrado entre sus papeles.
"Estaba calculando las posibilidades de que Denise Milani llegase a ser mi segunda mujer", respondió él.
El abogado le preguntó qué más había calculado. Por ejemplo: ¿el peso del juez?
"Me avergüenza decirlo pero sí", respondió Frampton. "He calculado que pesa unos cien kilos".
"Me temo que ha calculado usted tan mal como con su segundo matrimonio", respondió el juez. "Peso 124 kilos".
El 19 de noviembre, Frampton fue condenado a cuatro años y ocho meses de prisión por tráfico de drogas. Saldrá de allí en mayo de 2014 (la ley argentina permite que un extranjero pase en el país la mitad de la sentencia y luego sea expulsado, terminando así con la condena).
Mientras tanto se pasea por la cárcel, rodeado de presos que le consideran culpable, explicando que él es el 1% que es inocente allí. Lleva un libro donde sigue trabajando en sus investigaciones. Cuando salga, dice, quiere seguir con su vida.
Fuente: The New York Times .El genial científico que acabó en la cárcel por "amor"