Diossssss, que me parto....... te juro que os he visto correr con las bragas/calzoncillos por el suelo como pingüinos......
Yo unas cuantas, que se me vengan así a la mente a bote pronto (pero no son las únicas):
De romper... el lavabo en el baño, con el peso y el ímpetu, torcer el lavabo, romperse una tubería y empezar a salir agua a borbotones y volverse aquello una piscina, y no saber dónde estaba la llave de paso general, porque la individual andaba colgando malamente.
De pilladas, dos, en el coche, una con un mirón que apareció por la ventanilla con una linterna sobre la cabeza, y le ves a mi novio salir en pelota picada a tirarle piedras llamándole hijo puta (estábamos en medio de olivos, y en medio de la nada), y yo tapada con lo que podía dentro del coche.
La otra en la puerta de un zoo (después de lo de antes, mejor un lugar mas resguardado), y aparecer la policía y pedirnos la documentación, asín, tal cual estábamos......
Ainsssss, que tiempos, poldío.
A Garota escribió:Empiezo pues, creo haberla contado antes pero es el único "accidente" que recuerdo.
Pues resulta que cuando yo tenía unos 19 o 20 años tuve un novio cuya familia tenía una pequeña casita aislada en un pueblito de montaña. Bien, pues cada vez que podíamos nos dabamos una escapadita a coger ciruelas, manzanas, castañas y a echar un polvete en una cama,
sobre todo a esto último. La casa estaba a unos 45 minutos en coche por carretera de montaña. Una de esas veces que subimos, después de los 45 minutos en coche y del paseo desde la iglesia hasta la casa, subiendo por la ladera de la montaña porque hasta allí no llegaba el coche, el maromo se dió cuenta de que se había olvidado las llaves. Y ahora!!!! Ni poder coger fruta podíamos porque todo el aparejo estaba dentro de la casa, y la cama también
. Pero no era cuestión de volverse de vacío así que, como nuestra mente trabaja mejor bajo presión, el mozo recordó que entre la casa y la ladera de la montaña había un pasillo así que decidimos demostrarnos nuestro apasionado amor allí, de pie. Cuando ya estabamos en faena oímos unos disparos, el miedo se apoderó de nuestros cuerpos y que decir de nuestra líbido...se esfumó de golpe, salímos de ahí atrás subiéndonos las bragas y los calzoncillos y con los pantalones en los tobillo, así...caminando como los pingüinos y pensando que algún paleto se había percatado de lo pecaminoso de nuestros actos, allí...tan cerca de la iglesia del pueblo y que había decidido darnos un escarmiento. Cuando llegamos a la fachada de la casa, de aquellas pintas, y buscamos el origen de los disparos, nos dimos cuentas de que por encima de la casa correteaban unos perros y por encima de ellos paseaban unos tipos vestidos de camuflaje con escopetas y cananas y colgando de sus cinturones, unos conejos recién cazados. Hijos de la gran p... Mi entonces novio se emputó y les reprochó el hecho de andar pegando tiros tan cerca de una casa. En fin, se nos cortó mucho el rollo pero nos reímos mucho y pasado un ratito volvimos a emplearnos a fondo.