Interesantísima reflexión de Miklos Lukacs¿Y cuál sería la meta, el objetivo último, de todo este proceso de reconfiguración?
Miklos Lukacs: Todo tiene un fin que, en su matriz, conduce a la agenda principal que rige todas estas intervenciones, a saber, la agenda medioambiental. Esta es la agenda madre del progresismo, porque es la base sobre la que se culpa a los seres humanos de la crisis medioambiental. Los seres humanos, con la terrible herramienta que es el capitalismo, son responsables del cambio climático y representan un riesgo existencial.
Esta es la "plaga humana" acuñada por David Attenborough en 2013, que el capitalismo está utilizando para destruir la Madre Tierra y que, por tanto, supone una amenaza para la existencia de nuestra especie. Este riesgo existencial exige medidas moralmente justificables para salvar el planeta. Aquí es donde entra el control de la población y todas las agendas: el aborto, la ideología LGTB, la educación sexual, el feminismo radical y la ideología transexual. La diversidad, en la que se adoctrina a niños y adolescentes, promueve las relaciones sexuales no heterosexuales, es decir, las que no conducen a la procreación, y básicamente busca reducir la población.
Luego está el feminismo, que no trata de la emancipación de la mujer, sino que pretende criminalizar el comportamiento sexual natural del hombre. Luego están el especismo y el animalismo, que refuerzan la moralidad de los animales y disminuyen la calidad moral de los seres humanos. Se humaniza a los animales y se deshumaniza a los humanos. Y, por último, la eutanasia que, como el aborto, cosifica e instrumentaliza al ser humano, que se convierte en un objeto prescindible. Ya no se trata de ayudar a la persona a salir adelante, sino de darse cuenta de que, en la relación coste-beneficio, es más barato matarla.
El verdadero peligro de esta guerra antropológica es que, al final, según los criterios malthusianos y postdarwinianos, cualquier medio de reducir la plaga está justificado. Se trata de un proyecto descaradamente eugenésico, y ya sabemos cómo acaban en la historia todos los proyectos eugenésicos. El mayor riesgo es que toda la reproducción humana se ponga en manos de la tecnología, y eso sería el fin del ser humano. Sería la creación del Homo Deus, pero no de toda la población, sino de la minoría que controla, comercializa, fabrica, regula y supervisa estas tecnologías. Ya disponemos de técnicas genéticas de preimplantación y fecundación in vitro; ya existe la ley británica de los tres progenitores; la Universidad de Eindhoven trabaja en la creación de úteros humanos artificiales; e incluso hay niñeras de inteligencia artificial post-parto que controlan el desarrollo de los bebés sin presencia humana. Esto no es ciencia ficción, es realidad.