Vamos a dejar la demagogia sectaria con la que la caverna pretende contaminar el debate: Sánchez lo que propuso en 2.022 fue un Estatuto de Autonomía para el Sáhara como forma de solucionar un conflicto que dura ya medio siglo.
Seamos realistas: Marruecos JAMÁS va a entregar el territorio que Juan Carlos I le cedió alegremente en noviembre de 1.975 mediante el Pacto Tripartito de Madrid, del que luego se retiró Mauritania.
Desde aquellas fechas, los saharauis que no se han plegado al rey de Marruecos vegetan en el desierto de Argelia, sin perspectiva futura alguna, menos todavía desde que Donald Trump, pocos días antes de salir de la Casa Blanca en enero de 2.021, reconoció unilateral e ilegalmente a Marruecos como legítimo dueño del territorio.
El Frente Polisario no puede aspirar a expulsar a Marruecos del territorio ocupado, eso es MILITARMENTE IMPOSIBLE. Además, Marruecos cuenta con el apoyo incondicional de Washington y ha construido un muro a lo largo del territorio. Todo lo más que puede hacer el Frente Polisario son ataques esporádicos sobre las posiciones marroquíes, así llevan casi medio siglo, pero evidentemente eso no soluciona el problema.
Ante esta situación, Sánchez ha PROPUESTO un Estatuto de Autonomía para el Sáhara que conceda amplios derechos a los saharauis, al estilo de la Comunidad de Cataluña en España, por ejemplo. Si esa solución es válida o no, solo lo podrá decidir el tiempo.
Lo que es evidente es que mantener la actual situación indefinidamente, es decir, con los saharauis sometidos sin apenas derechos bajo la batuta marroquí o refugiados en el desierto de Argelia, NO PUEDE SER NINGUNA SOLUCIÓN. Cualquier alternativa a esa situación merece ser estudiada, incluida la del Estatuto de Autonomía para el Sáhara.
Campamentos de refugiados saharauis en el desierto de Argelia: