Mustafá Kemal Atatürk, el héroe nacional turco, vencedor de los Aliados en Galípoli durante la IGM, fundador y presidente (1923 - 1938) de la actual Turquía, nacida de la debacle del Imperio Otomano, modernizador drástico del país, impulsor del alfabeto latino reemplazando al árabe, supresor de los Tribunales Religiosos, liberador de las mujeres, a las que concedió el derecho al voto y las libró del velo obligatorio hasta la fecha, creador del único estado laico dentro del mundo musulmán y enemigo acérrimo del Islam, religión a la que consideraba responsable del atraso y la decadencia turca, escribió sobre la misma en 1924:
"Desde hace 500 años, las teorías de un jeque árabe, ex jefe de banda, asesino y pedófilo y las interpretaciones de clérigos astrosos e ignorantes han impuesto en Turquía la totalidad de su legislación civil y penal; han regulado los más mínimos hechos y gestos de los ciudadanos, sus hábitos alimenticios, sus horas de reposo, su vestimenta, con qué mano comer y con cuál limpiarse el trasero tras defecar. Esa teología absurda de un beduino inmoral es un cadáver putrefacto que envenena nuestras vidas".
Resulta asombroso que un hombre tuviera esa visión sobre el Islam hace nada menos que un siglo en un país fanáticamente musulmán. ¿Cómo habría evolucionado el derrotado Imperio Otomano sin la figura de Atatürk?