Fray escribió:El documental está de puta madre. Cuando los ves en blanco y negro, se te hace tan aburrido y lejano, pero luego en color, parece una pelicula, tan real...No sé cómo lo harán
Me pregunto yo si los alemanes hubieran podido vencer a los rusos de no haber abierto tantos frentes (Inglaterra, Francia, Africa, etc etc)...aunque no creo, ya solamente los rusos ganaban en número, y el invierno ruso hacía el resto. Y es que el problema es que Hitler era que quería dirigir su ejército, ignorando los consejos de sus generales (como Von Paulus, en Rusia, que creo que se rindió para no seguir sacrificando más hombres en tan suicida misión)
No es la primera vez que pasa en la historia, que gente que no tiene ni puta idea de tacticas militares, estrategia, etc, pero que por desgracia tiene el mando, y quiere dirigir. Ya nos pasó en Trafalgar, cuando un incompetente Villeneuve ignoró los consejos y avisos de experimentados almirantes como Alcalá, Gravina y Churruca. El resto es historia
Pues sí, en color los documentales resultan mucho más atractivos. De aquella época hay muy pocos, nada extraño si tenemos en cuenta que fue justo en esos años, al final de la II Guerra Mundial, cuando empezaron a rodarse con calidad aceptable, es decir, cuando el cine comenzó su transición del blanco y negro al color.
Respecto a tu pregunta, está claro que los alemanes no habrían podido vencer a los rusos aunque solo hubieran combatido en ese frente, cosa que de todos modos sucedió, ya que debes tener en cuenta que cuando se produjo la invasión de la URSS en junio de 1941, toda Europa occidental estaba sometida a los nazis (Francia, Bélgica, Holanda, Noruega, Dinamarca, etc.), es decir, que allí no había ya frente de batalla, quedando únicamente Gran Bretaña como enemigo en pie por su condición insular, si bien en un estado próximo a la impotencia y sin la menor posibilidad de combatir a las tropas alemanas en el continente, y la campaña del Afrika Korps, iniciada para socorrer a Mussolini en sus desastrosas aventuras norteafricanas, puede ser considerada como marginal en este contexto. En el cómputo total de la guerra, alrededor de un 90% del potencial nazi en hombres y material fue devorado por el frente oriental. Los países ocupados les sirvieron también a los alemanes para reclutar un numeroso contingente que luchó junto a ellos en Rusia, ayuda que también obtuvieron de otros países neutrales, como los 50.000 efectivos de la Divisón Azul que le envió Francisco Franco. Aún así, los nazis fracasaron en todos los objetivos primordiales de la Operación Barbarroja: no pudieron tomar Moscú, ni tampoco Leningrado, Stalingrado o las fuentes de petróleo del mar Caspio.
La URSS era un bocado demasiado grande para las fauces nazis, sus fuerzas ridículamente insuficientes para ocupar un territorio tan inmenso (unas 44 veces el tamaño de España o 90 el de Gran Bretaña), los errores tácticos y estratégicos, clamorosos, muchos de ellos derivados de la demencial ideología nazi, que consideraba a los rusos seres infrahumanos, tratándoles como tales y granjeándose así un odio irreductible incluso entre los enemigos de Stalin, que no eran pocos, y que en un principio recibieron a las tropas alemanas como 'libertadoras', hasta que, después de sus primeras masacres y brutalidades, comprendieron a los pocos días la verdadera naturaleza e intenciones genocidas del invasor, al que combatieron desde entonces ferozmente; de hecho, los nazis nunca pudieron controlar realmente más del 50% del territorio ocupado en la URSS, ya que el movimiento de resistencia partisano en la retaguardia liberó amplias zonas y adquirió tan altos vuelos que constituyó una verdadera pesadilla para los invasores.
A todo ello se une que los alemanes subestimaron grotescamente el potencial ruso, tanto en términos humanos como materiales, creyendo que entrar en Moscú iba a ser un paseo militar similar al que habían practicado en Varsovia, París, Bruselas, Atenas, Belgrado o Copenhague, como si esos países fueran comparables a Rusia en extensión, población y recursos. Tan prepotente y estúpida fue la estrategia alemana, que ni siquiera proveyó de adecuada ropa de invierno a sus tropas, al creer ciegamente que la victoria iba a producirse en pocas semanas, antes de la llegada del frío, con el resultado de decenas de miles de soldados muertos por congelación e incontables bajas por amputaciones. El trabajo de la inteligencia alemana antes de la invasión también fue pésimo en cuanto a la valoración del armamento enemigo, ya que ni siquiera tuvo noticias, por poner algunos ejemplos, de la existencia del excelente carro de combate T 34, los lanzacohetes múltiples Katyusha o del avión de ataque Ilyushin Il-2 Sturmovik, tres armas decisivas en la victoria soviética. La trágica odisea de Napoleón se repitió en terreno ruso, esta vez multiplicada en sus consecuencias, con un balance final de millones de muertos y el ocaso definitivo de Europa como centro de poder mundial.
¿Aprenderemos los humanos alguna vez las lecciones de la historia y de la vida?