La nueva Ley del Aborto en España
Para leer los puntos que aborda la nueva Ley: La nueva Ley del Aborto
La nueva Ley busca hacer prevalecer el derecho de la mujer a decidir durante las primeras semanas de gestación, y hacer prevalecer el derecho a la vida y la individualidad del feto tras estas primeras semanas. Lo cual parece en verdad equilibrado y sensato, conociendo el alto grado de sufrimiento y de problemática social que comportan muchos embarazos indeseados en adolescentes, y conociendo cada vez mejor la evolución y desarrollo de la vida e individualidad del embrión humano.
¿Dónde está el punto de inflexión, en el que un derecho es cambiado por otro? En criterios científicos, en lo que la Ciencia actual considera como el punto –seguro o probable- a partir del cual el feto ya es un ser humano individual y con plenos derechos. Es en verdad también un criterio sensato, probablemente el fundamental a tener en cuenta. Sin embargo, habrá que ver si la Ley será capaz de adaptarse y, de ser preciso, reformarse de nuevo si los próximos avances científicos modifican este criterio.
De todos modos el asunto del aborto seguirá generando polémica todavía durante un buen tiempo. Sus implicaciones éticas o morales son profundas. Se pretende con esta ley equipararse a otros países europeos supuestamente más ‘civilizados’, buscando por un lado afianzar los derechos de la mujer para su plena emancipación social, y por otro lado asegurar la vida humana desde el reconocimiento de su individualidad, conciencia o singularidad. Pero combinar estos dos puntos resulta muy complicado. Es intentar combinar una decisión que se quiere lo más privada posible, con la garantía social de la vida y desarrollo de un individuo humano aún por nacer. Es intentar establecer el punto o situaciones más allá de los cuales a un ‘embarazo indeseado’ ya no debe aplicársele este criterio del deseo o la conveniencia, porque sobre ese deseo prevalece la vida de otro ser humano, aunque esté en el vientre materno –y la Constitución de cualquier país civilizado debe estar obligada a velar por esa vida humana-.
¿Cuándo comienza de verdad esa individualidad que hace plenamente humano a ese ser o embrión gestante? ¿Cuánto sufrimiento, ruptura, frustración y marginación social, económica o mental está la sociedad dispuesta a seguir generando y soportando en tantas involuntarias madres adolescentes, con escasos recursos o entornos inadecuados?
Éstos son quizá los inerrogantes principales, que la Ciencia Médica y Biológica, así como las Ciencias Sociales y Psicológicas, harán bien en seguir investigando y aclarando. Mientras tanto, las normas sociales y legales no pueden más que adaptarse al nivel presente de conocimientos científicamente contrastados y consensuados. Hacerlo de otro modo será basarse en argumentos irracionales como los procedentes del saber popular o de las religiones, lo cual nos hará sin duda personas menos civilizadas.
Un claro ejemplo de corriente de opinión muy extendida y no basada en criterios racionales, científicos ni bien reflexionados, es la que centra y exalta la polémica en el hecho de que las menores con 16 y 17 años puedan abortar sin el consentimiento y, en ocasiones, ni siquiera el conocimiento obligatorio de los padres. No es ésta la verdadera cuestión de fondo, más bien habla esto de otros trastornos que adolecen a la sociedad, como son la crisis del modelo tradicional de familia y los fuertes conflictos que siguen presentes en ella, cuyas raíces son demasiado profundas como para que esta nueva ley venga ahora a empeorarlo.
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