La lengua es un órgano musculoso muy movible que cumple tres funciones esenciales: la función gustativa, la digestiva y la función de articulación de la palabra.
La lengua presenta una cara superior o dorsal, surcada por el medio, y una cara inferior, libre tan sólo en su tercio anterior, dividida también por un surco medio y sujeta por una membrana triangular que se llama frenillo. Tiene así mismo la lengua dos bordes, que se adelgazan de atrás hacia adelante, una base o raíz, muy gruesa, constituida por su tercio posterior, situado en la cavidad faríngea, y finalmente una punta o vértice delgado, que ofrece vestigios de bifidez por la reunión de los surcos de ambas caras.
La lengua se mueve –y mucho– por los varios músculos que tiene, nada menos que diecisiete. La lengua es, pues, la reina cinemática de nuestra economía animal.
Pues bien: así como hay penes grandes y por eso mismo impresionantes, hay igualmente lenguas mayores o hipertróficas, verdaderas lenguazas de morfología claramente fálica.
El tema de la lengua fálica, tan importante, no ha merecido, sin embargo, hasta ahora, ningún estudio, ninguna investigación. Yo he sido el primero en escarbar este asunto y en pesquisar información pertinente y reunirla. He aquí, sucintamente, los hallazgos respectivos:
1) La lengua fálica es más escasa que el miembro de gran tamaño. El miembrazo escasea bastante, pero la lenguaza es más escasa todavía.
2) La lengua fálica parece ser atributo femenino. Digo que parece serlo porque casi todas las lenguas de este orden que he visto en revistas y películas y las que he conocido personalmente han sido lenguas de mujeres. Sin embargo, el punto es opinable. Hay hombres con grandes lenguas, aunque es verdad sabida que el hombre de lengua larga no se distingue generalmente por su gran miembro; al contrario, tiene o suele tener verga corta. Se necesitan al respecto más investigaciones.
3) Como la lengua fálica es siempre o casi siempre femenina, se la ve en acción en parejas lésbicas. La lesbiana activa y dominante es por supuesto la teniente de la lenguaza y el carácter de ésta, como el del falo, es atacante e invasor.
4) El hombre recela fundadamente de la lengua fálica y la teme porque ni el más bonito de los falos ni el de mayor trapío podría competir en buena lid con una lengua femenina de muy considerable tamaño e indudables arrestos y capaz por otra parte de hacer las mil y una piruetas y acrobacias.
5) Las tenientes o tenedoras de lengua fálica –salvo las estrellas de la porno, que antes bien la ostentan y se vanaglorian de ella–; las tenientes, digámoslo así, comunes de la lengua fálica, se cuidan mucho de no incomodar con su atributo al macho, o como dirían los psicoanalistas, evitan acomplejarlo. Téngase presente que la lengua fálica significa rectoría erótica y primacía coital, y lo uno y lo otro, tradicionalmente, han sido privativos del varón, el cual por cierto no quiere competidores y no desea ni remotamente enfrentarse a una rival tan formidable e invencible como la lengua fálica.
6) La mujer de lengua fálica que besa en la boca a un hombre o a otra mujer, le mete la lengua inmediatamente y se complace sobre manera en ello. Digo esto, como advertencia, porque a muchos hombres y tal vez a muchísimos no les gusta que le metan la lengua en la boca ni en ninguna otra parte, y menos aún que le metan una lenguaza.
se parece a mi lengua la mia será fálica de esas
