PARA EL AMOR

[mundo amarillo]

Para el AMOR soy muy cristiana, para el DESAMOR muy ATEA.
... y tú?


Buen día a todos !!!

[:-/]

hablemos en este post con tu permiso mundo amarillo sobre las afinidades que nos unen a él o ella. ¿o sobre qué es lo que nos gusta del otro sexo.
A ver...
Me gustan las mujeres que me miran embelesadas y orgullosas después de cambiar una bombilla o colgar un cuadro. Me regalan esa sensación que me hace sentir tan bien , por eso miro para otro lado y sonrio y pienso que soy un tío grande . Me encanta esa felicidad que me dan por las pequeñas cosas que puede hacer cualquiera pero que soy yo el que las hago y ella convierte en únicas e importantes. A veces la mediocridad puede ser maravillosa

Me gustan las mujeres que apoyan su cabeza en mi hombro cuando viajamos en Metro y me cogen de la mano y me piden un beso. Y yo se lo doy displicente, quitándole importancia y haciéndome el duro, pero disfrutando enormente por sabe que hay alguien a quien amo y que me ama lo suficiente como para no disputarnos el terreno ni los afectos y olvidarse de llevar las cuentas.

Me gustan las mujeres que sonrien con malicia cuando salgo de la ducha, y aunque ya me la hayan visto mil veces sigan diciendo "¡vaya cacharro!" y suene tan vulgar y tan dulce. Me gusta que acabemos riendo y me la coja con fuerza y la salude como si estuviera dándome la mano. Es un misterio como una broma tan tonta sigue siendo tan divertida

Me gustan las mujeres que me desesperan horas y horas en interminables tardes de compras para que al final siempre haya una última tienda a la que se nos olvidó entrar. Entonces volvemos y al ver mi cara de desesperación y hastio, decide dejarla y me pone carita de pena. Y por supuesto el truco funciona y me siento culpable y volvemos, y aunque sé que soy un calzonazos, me siento feliz porque ha encontrado una camiseta horrible que adora y acabo diciendo "estas muy guapa"

Estas son las afinidades que busco en una mujer, las sensaciones que me acercan y me adhieren al corazón de otra persona. El cine, la música o los poemas se pueden negociar. Pero "lo otro" es irrenunciable.