mundo amarillo escribió:Pregunta para los infieles, de antemano, agradezco tu sinceridad y tu valentía, de que cuentes en este hilo lo qué siente un infiel cuando consuma la infidelidad,sin previo, consentimiento de su pareja, es decir, a escondidas...; en qué piensa cuando se lo monta con el otro/a. Una vez terminado el polvo, o hacer el amor con su amante, qué siente, emocionalmente, y cuándo ve a su pareja cara a cara.
....Y la más importante tú el día que llegues AMAR, que igual es a esa persona amante ya te lo estabas montando con ella; realmente confiarías en ella...?.
El fondo de la pregunta, él/ella amante), sabe tu condición de que estás emparejado con otra persona-
Saludos a todos.....,
Buenas noches, Ahora paso a responderte señorita, son muchas "las precauciones" que podemos tomar para asegurar cierta clandestinidad en nuestras picaronas aventurillas.
Dejando de lado los asuntos morales, el corazón, la cabeza y la polla son animales de distintas especies. La conexión entre los mismos nunca es directa ni fluida.
Doy por hecho que el infiel no esta orgulloso de serlo, que siente una leve e hiriente culpa, domésticada y reconocible, pero incontestablemente incómoda.
Por desgracia tp no somos los únicos guardanes del SECRETO. Está la "otra". Por eso es fundamental saber con quien se puede compartir una infidellidad y con quien no. Este punto es definitivo. Estais poniendo vuestra felicidad en sus manos. No existe la garantia absoluta pero si una serie de requisitos mínimos para acceder a cierto grado de seguridad. Descartad a las crías y a las locas. Nunca sabeis como van a reaccionar, nunca podreis estar convenientemente seguros de que nos asetearan a llamadas, de que no se plantarán en la puerta de vuestra casa alegando cualquier estupido delirio que surgió del inocente hecho de albergar vuestra polla en su sobrevalorado conejo. Lo ideal es buscaros a alguien que tenga tanto que perder como vosotros, asi os aseguráis de que no irá publicando a los cuatro vientos "eso" que NUNCA, NUNCA, NUNCA, sucedió. Esto es como si estuvierais en las duchas de una cárcel, es vital tener la retaguardia protegida.
Nunca mintais. Decid lo que sois y lo que buscais. Ni promesas ridículas ni cohartadas enrarecidas. Teneis pareja y quereis fornicio guarro y sin compromiso. No hay que dar más datos de los necesarios ni aparentar lo que no existe ni va a exitir. El ritual de la seducción es necesario y admisible, pero no el jugar a los novios.
y por supuesto que el infiel, si es un hombre como Dios manda, sentirá un insoportable sentimiento de culpa. Esta incómoda sensación se convierte en una auténtica tortura cuando estamos con nuestra amada. Lo notaremos como una ráfaga de aguijonazos en nuestra cabeza. La pureza y bondad de nuestra compañera hará insoportable nuestro hedor de indigno lujurioso, y buscaremos el bálsamico remedio de la compensación.