por Tartarín » 27 Mar 2012, 22:38
Vengo de escuchar Un réquiem alemán, de Johannes Brahms. Obra para coro, barítono, soprano y orquesta.
Esta vez no sonó ningún móvil en el transcurso del concierto, pero... sí sonó uno en el instante antes de empezar. Ya se había hecho el silencio, el director ya tenía la batuta alzada para arrancar el primer movimiento de la pieza... y de repente, el jodido móvil. Evidentemente no empezó, tuvimos que esperar todos a que el aparatito dejase de sonar.
Obviando este incidente, todo salió a las mil maravillas. Bravo por el director, Christoph Spering; bravo por la orquesta, Das Neue Orchester; bravo por el coro, Chorus Musicus Köln; bravo por los solistas, Josep-Miquel Ramón y Sabina Cvilak. Una versión sencillamente excelente.
La soprano iba a ser la afamada Eva Mei, pero estaba indispuesta, vaya por dios. La sustituyó primorosamente Cvilak, una joven rubia guapísima, que llevaba un escote de vértigo. Yo no estaba en mi palco habitual, sino en patio de butacas, primera fila, a cosa de un metro de la cantante. Y hubo un instante en que me miró y sonrió. Quizás pilló infraganti alguna libidinosa mirada por mi parte, porque a partir de cierto momento ella juntaba sutilmente sus manos de tal manera que interceptaba penosamente el dardo visual que unía mis pupilas con su canalillo...
Pero no nos distraigamos, que estamos hablando de música. Como digo, el concierto superior, inmejorable, bravo bravísimo.