Tartarín escribió:Pues yo antes escribía sonetos surrealistas de una belleza abrumadora. A principios de siglo publiqué uno en un foro y tuvo un éxito deslumbrante.
Yo también tengo predilección por los sonetos, aunque si empiezo, subiria aqui como veinte, jeje... De hecho en otros foros sí los tengo expuestos.
Os dejo una muestrecita. No es un soneto, pero es un poemilla apropiado para la época, Espero que os guste.
El borricoEstaba la virgen María
encinta del niño Jesús
y sobre el burro subida,
a punto de dar a luz.
y José andaba tirando
de las riendas desgastadas,
mas el asno, reculando
a caminar se negaba.
Buscaban un aposento
donde encontrar acogida
pero el tozudo jumento
ni un triste paso daría.
Cansado por la insistencia
José se sentó en el suelo
y el burro, en deferencia
le mordió un mechón de pelos
¡¡Mira, burro del demonio
me tienes hasta las barbas
como no ayudes un poco
yo te retuerzo las patas!!
El asno sacudió el rabo
y le atizó otro tirón;
se dio la vuelta enojado
y le propinó una coz.
José salió despedido
quedando medio atontado.
María exclamó de seguido
"a este rucio, ¿qué le han dado?"
Bajandose del pollino
y asiéndose la barriga
acercóse a su marido
que yacía panza arriba.
Y le dijo: "¿que ha pasado
que no te obedece el borrico?
llevamos horas parados
y ya son las once y pico".
José, bastante cansado
a la evidencia rendido
le dijo: "que no le he dado
su ración diaria de higos"
El jumento, indignado
se dio la vuelta otra vez
disponiéndose, obcecado
a soltar otro revés.
María se levantó
remangándose las faldas
y al burro se dirigió
a ver si lo apaciguaba.
¡¡Borrico de mil demonios!!
¿tu sabes la que has liado?
¡como a Belén no lleguemos
la historia te habrás cargado!
El asno la miró un segundo
y le dijo, dialogante
"si me dan mis higos chumbos
seguiremos adelante"
El hombre confesó rendido
a María, su mujer
"pues yo me los he comido;
habrá que seguir sin él".
María hurgó en el zurrón
y extrajo una gran sandía
José, viendo la intención
gritó: "¡la sandía es mía!"
Y María, inteligente
dándole al asno la pieza
recriminó a su pariente:
"¿tu no usas la cabeza?"
"¡No me resulta admisible
que llevando esta tartana
te comas el combustible
porque a tí te venga en gana!"
El borrico, satisfecho
tras disfrutar su festín
se puso otra vez derecho
dispuesto a caminar al fin.
Dejó que montara María
y que José le tirara
nuevamente de las bridas
y que así, se incorporara.
Y el rucio, al salir andando
como ya le importó un bledo
le dedicó a San José
un basto y sonoro pedo.
Tay