Me arriesgo a que me tireis cáscaras de bellotas, boinas y cencerros. No me avergüenza reconocer que me pone lo rural, que soy campera, rústica y mesetaria. En mis vacaciones siempre reservo unos dias para solazarme con la secular decadencia castellana, achicharrarme en sus páramos y secarrales, notar el polvo del camino y la desnudez agreste y destartalada de las tapias de granito, teja o adobe.
Una de las provincias que se lleva ser mi preferida: Segovia: son multitud los rincones donde rencontrarse con las raices campesinas e hidalgas que tantos llevamos en nuestra sangre: Ayllon, Sepúlveda, Turégano, Coca, Cuellar, Pedraza...pueblos todos llenos de encanto y de castillos, de buen lechal, de mejor cochinillo y de la dignidad aspéra, servera pero correctísima de sus gentes.