juanjoTS escribió: Han pedido los republicanos perdon por las atrocidades cometidas?
http://www.ciberia.es/~jmarti/MARTIRES.htmLA GUERRA CIVIL
Francisco Largo Caballero, líder de la UGT y del PSOE durante 30 años. y Presidente del Consejo de Ministros con la misión de organizar un Estado revolucionario sobre las ruinas del republicano, había dicho: «El día de la venganza no dejaremos piedra sobre piedra de esta España» y la diputada Margarita Nelken, gritaba en el Parlamento: «Pero ni la revolución rusa nos sirve de modelo porque necesitamos llamaradas gigantescas que se vean en todo el planeta y oleadas de sangre que enrojezcan los mares». Sólo en el mes y medio entre las elecciones de febrero hasta el 31 de marzo, fueron incendiadas o profanadas 411 iglesias. Hubo 74 muertos y 345 heridos en todos los alborotos y algaradas que se produjeron. Y siguieron los incendios y atropellos, los asaltos y las bombas, culminando con el asesinato del diputado de Acción Popular, José Calvo Sotelo y el levantamiento militar. Juan Pablo II con motivo del Gran Jubileo del Año 2000, solicitó el número y catálogo de los mártires cristianos del siglo XX. Según el historiador valenciano Vicente Cárcel Ortí catalogó diez mil mártires españoles asesinados: 13 obispos, 7000 sacerdotes, religiosos y religiosas y 3000 mil seglares. Dijo Ortega y Gasset, que Roma no se hundió por los bárbaros, sino por la incapacidad de sus conductores políticos. Eso era entonces. En aquellos momentos y en estos, hay que añadir la maldad a la incapacidad. Les creen huérfanos de ideas, pero no. Las tienen. Las juzgan descabelladas, pero no. Son funestas. Iglesias destruidas y pasto de las llamas, ornamentos sagrados profanados, cementerios violados, momias de monjas de monasterios desenterradas y expuestas a las burlas de las gentes en las calles, procesiones sacrílegas, catedrales y templos destinados a garajes y a almacenes o mercados, imágenes sagradas tiroteadas, caza de sacerdotes, torturas crueles e inauditas, checas infernales. Que a algunos les moleste y les crispe que se recuerden las atrocidades cometidas contra los sacerdotes y las monjas y los laicos católicos en Espana entre los años 34 y 37, es natural, porque prefieren inocular la ponzoña de la memoria selectiva, no les gusta la verdad, porque es amarga y acusadora y viven de la mentira.