No todo el mundo busca ansiosamente el poder y el dinero, por los que algunos están dispuestos a dejarse la piel e incluso la vida. En nuestras sociedades nihilistas, ferozmente consumistas y patológicamente egoístas cuesta creer que haya gente que no piensa de ese modo.
Hay personas a las que el dinero parece molestarles, a las que una gran fortuna conseguida legalmente, lejos de darles la felicidad, les produce malestar y desasosiego. Tanto es así, que buscan deshacerse de esos millones con los que tantos otros sueñan.
Marlene Engelhorn, una mujer filántropa de mentalidad progresista y heredera directa por parte de su abuela de una inmensa fortuna (unos 4.000 millones de euros) acumulada por la empresa alemana BASF y Boehringer Mannheim y que vive a caballo entre Alemania y Austria, es uno de esos raros especímenes.
La heredera millonaria que renunció a su herencia invita a 10.000 personas al azar para repartir su fortuna
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