Por toda Alemania hay convocadas en los próximos días masivas manifestaciones contra la ultraderecha, algo que se entiende perfectamente, ya que, si hay un país que ha recibido una vacunación con dosis de camello en los años 30 y 40 del pasado siglo contra ese tipo de extremismo, es Alemania.
Da igual el pretexto populista que exhiba la caverna de ultraderecha para clavar sus garras sobre su presa, es decir, la democracia alemana: cuando la bestia ultraderechista asoma las zarpas, los alemanes saben por su dolorosísima historia reciente que no caben ni el buenismo ni la ñoñería y que hay que extirparla sin contemplaciones.
En este caso concreto, la ira de los alemanes se ha desatado a raíz de hacerse público el contubernio entre el partido extremista AfD y los neonazis para la expulsión masiva de extranjeros. Por supuesto, el tema de la inmigración es una mera excusa para estos radicales que intentan utilizar para sus fines perversos.
Las protestas contra la extrema derecha en Alemania se multiplican por todo el país
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